Lo que a lo mejor no sabíais es que este estilo era totalmente original de Keaton. Ella se presentó así al rodaje y se empeñó en llevar su propia ropa en la película. En un principio la diseñadora de vestuario se horrorizó con el estilo de la actriz, pero con el apoyo de Woody Allen se dio cuenta de que casaba perfectamente con el personaje y la propia película. Igualmente aparecía en los eventos y las grandes galas con sus trajes masculinos pasados de moda, e inesperadamente acabó convirtiéndose en todo un icono de los años 70. Aun así ya se sabe que para gustos los colores, y si para muchos su estilo era inspirador y divertido, para otros era una aberración a la estética femenina (véase el famoso crítico de moda Blackwell, que la incluyó cinco veces en su lista anual de las peores vestidas).
En realidad, ahora que los aires ahombrados han vuelto con pasión a nuestros armarios, el estilo Keaton sigue sin pegar del todo en la calle. Porque si os fijáis, en las tiendas se encuentran pantalones anchos sí, pero tipo capri o bien ajustados para marcar trasero, combinados con tacones, y en tejidos brilantes. Para encontrar una blazer ancha con buen corte y sin hombreras tienes que recorrer un mundo, las camisas blancas se llevan igualmente apretadas y la gente te sigue mirando raro si llevas un sombrero que no sea borsalino.
Personalmente, me convencen más los aires relajados de "Annie Hall". ¿Cómo adaptarlo para no perder feminidad? Fácil: insinuando, que no marcando. Camisas holgadas y algo abiertas, quizás mostrando los comienzos de un top interior lencero, y metidas por dentro de un pantalón de talle ligeramente alto con cinturón de cuero para no dejar de presumir de cintura. Blazers anchas con las mangas remangadas combinadas con shorts con pinzas. Gabardinas largas y relajadas, pero eso sí, abiertas y con un fular suelto o con botines de cordones. Sombreros de ala media, tipo bombín u hongo, ligeramente ladeados para dar un aire misterioso.
Otra opción son los vestidos largos camiseros o las faldas por los tobillos, bien ajustados con un cinturón y aderezados con toques femeninos: tacones de altura media, guantes, lazos, carteras de mano...
En definitiva, el estilo masculino tendrá sus básicos sí, pero se le puede dar mucho más juego y adaptarlo a las diferentes personalidades de cada uno, pasando de los aires sexys y misteriosos al bohemio parisino, con muchos toques vintage y sombreros y zapatos oxford de guarnición.
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