domingo, 31 de mayo de 2009

La moda de los años 20

El escritor austríaco Stefan Zweig dijo en su autobiografía, "El mundo de ayer", escrita en 1941, que los años 1924 a 1933 representaron la última oportunidad para el mundo. Tras un período de pesimismo y posguerra, llegó una época de felicidad, fiestas y desenfreno. La economía creció de forma rápida y generalizada; la mentalidad se volvía cada vez más abierta y hubo un boom en el mundo del ocio y el arte; con grandes músicos, artistas, cineastas, deportistas... Fue el apogeo del jazz o el "Hot", como lo llamaban en la legendaria "Con faldas y a lo loco"; y de clásicos universales como Louis Armstrong, Glenn Miller o Ella Fitzgerald. Llegaron nuevos estilos de baile como el charlestón, el tango y el boogie-woogie; todos ellos muchos más sensuales, en los que veíamos mujeres con trajes más cortos, maquillajes más exagerados y un cigarillo en la boca.


Y sin duda la moda era (como siempre ha sido) un reflejo de la mentalidad y la alegría de la época. Los años 20 marcaron la transición hacia una vestimenta más liberadora, olvidando el opresivo corsé, mezclando el estilo masculino con el femenino y reclamando figuras más estilizadas y relajadas. Las cinturas habían bajado, los trajes de baño habían encogido y los largos de las faldas se habían acortado. En resumen, había salido a la luz una mujer en una versión menos exclavizada, pero también más sensual.
A pesar de los cortes y las líneas más sencillas, la moda de los años 20 se caracterizó también por una imponente ornamentación en los accesorios y los materiales: tocados, pedrería, flecos, collares infinitos, lentejuelas, sedas y tules eran muy comunes en los trajes de fiesta del momento. Para el día a día, en cambio, se preferían los vestidos hasta la pantorrilla plisados o con un ligero vuelo, con simples ornamentaciones en forma de lazos, jaretas o apliques de terciopelo y piel. Como accesorios no faltaban los sombreros de tipo casco, los bastones y los zapatos de salón de tacón bajo. Todo acompañado de un maquillaje con labios en colores intensos, sombras oscuras y cejas finísimas; rematando con un corte a lo garçon con las famosas ondas al agua. Fue también significativa la aparición de Coco Chanel y sus inmortales trajes de chaqueta, que vistieron a iconos de la época como Clara Bow.

Clara Bow, vestida de Chanel.
Esbozos de 1923.
Recreación de maquillaje y tocado de los años 20 para Gaultier.
En la moda masculina se pudo apreciar también una relajación de las formas. Los trajes eran de carácter holgado, casi siempre acompañados de un sombrero tipo Panamá y zapatos con una punta ligeramente más acentuada.

En la actualidad, aparte del auge del pelo estilo bob o garçon, la inspiración en los años 20 ha llegado de mano de diversos diseñadores periódicamente desde hace un par de años. Ese toque retro ha sido especialmente significativo estas últimas temporadas, con el auge del vintage y la vuelta de los tocados, las plumas y la pedrería entre otros. Aquí os dejo algunos ejemplos.


Vestido de gasa con lazada, de Antik Batik
Ejemplos de tocados, de Monic.
Chanel, Otoño- Invierno 2008-2009.
En las pasarelas, prácticamente todas las firmas tienen algún eco de estos felices años, en especial Chanel con sus collares de perlas y sus insustituibles trajes de chaqueta. Lanvin apuesta como otras muchas firmas por vestidos con pedrería, de carácter suelto y corte por la rodilla. Dior recure a la misma idea añadiendo un color ácido que cree un delicioso y divertido contraste, siguiendo líneas retro en el peinado y el maquillaje. Es un estilo que, como todo lo retro, se lleva bien con la moda de otras épocas pasadas. Así lo demuestra Siona García, dando pequeños toques barrocos con adornos en strass y vuelos. Por último, aunque quizás no sea tolerable para las amantes de las sencillez, hay ejemplos de estos estilismos en los vestidos de novia de la temporada de Vitorio&Lucchino.

1. Chanel.
2. Lanvin.
3. Dior.
4. Siona García.
5. Vitorio&Lucchino.







En líneas generales, se trata de un estilismo al que podemos recurrir en muy diversos eventos, por su aire alegre y original, pero también elegante. Las celebrities lo saben muy bien, por lo que podemos ver desde ligeras inspiraciones como el vestido tipo túnica de Kate Hudson hasta el look 100% temático de Kristen Dunst o la túnica over-size de Mary-Kate Olsen, acompañado de una cinta en la frente para rematar el efecto. Y para vestidos simples pero a la vez lujosos no hay mejor ejemplo que el diseñado por Kate Moss para Topshop, en apariencia sencillo, pero valorado en más de 60.000€ por los miles de cristales Swarovski que se han empleado en su confección.






Y si vosotras queréis dejaros llevar por esta tendencia daos un paseo por tiendas de espíritu retro-festivo, como Rapsodia, Tantra, Hoss Intropia, Jocomomola o Pepa Karnero. También es fácil encontrar vestidos de este estilo en el imperio Inditex. En la sección woman de Zara siempre hay un hueco para los vestidos de pedrería y seda, e incluso en tiendas de espíritu más hippie y juvenil como Stradivarius han traído blusones de raso y strass que recuerdan bastante a los de Lanvin o Dior. Si añadimos bolsitos redondos con flecos o tipo clutch, collares de perlas, cintas en la frente, medias tupidas, etc. conseguiremos el efecto ideal. Y si nos quitamos la vergüenza de por medio, y nos atrevemos a comprar un tocado, algunos de ellos obras de arte y por un módico precio, conseguiremos un toque original que sin duda no pasará desapercivido. En realidad, cualquier falda o vestido por la rodilla, puede potenciar su lado retro a base de complementos y, sobre todo, el aire alegre y atrevido de los "locos años 20".

Y si os habéis quedado con ganas de más...

http://www.youtube.com/watch?v=1pwG-kRi0-Y&feature=player_embedded

domingo, 24 de mayo de 2009

Essence: maquillaje de calidad a buen precio

No sé vosotros, pero yo uno de los sitios donde he notado más la subida de precios ha sido en el maquillaje. Cada vez que voy a comprar un par de productos de tamaño ridículo y en marcas de un supuesto precio medio como Bourjois o L'Oréal salgo con cara de susto y la cartera dolorida. No encuentras bases de maquillaje decentes a menos de 25€, un trío de sombras llega a costarte 12€ y un brillo de labios que supuestamente dura 6h y luego se quita a los 10 minutos también otros 7€ mínimo. Total, que tienes que estar "rebañando" cada producto porque no están las cosas para dejarte el dinero en cuatro cosillas de nada. A mí me tenéis guardando los cepillos de las máscaras de pestañas más caras, mezclando la base de maquillaje con la crema hidratante (aunque esto es más porque para el día a día no me gusta que el efecto sea muy cubriente), y abriendo con todo el cuidado del mundo las sombras que se han pulverizado al caer al suelo.
Después de todos estos atentados a la economía del consumidor, una no puede sentir cierto "reparo" cuando de repente descubre una marca de maquillaje con una increíble variedad de productos a 3'99€ máximo. Sí, como lo oís, tan sólo de 3'99€ hacia abajo. Se llama Essence, es de origen de alemán, y presenta unos precios tan increíblemente bajos porque no se gastan un duro en publicidad y en principio está destinado a chicas muy jóvenes. Los laboratorios en los que se fabrican son los mismos que los de otras marcas internacionales como Maybelline New York, Max Factor o L'Oréal, no experimentan con animales y está todo testado dermatológicamente. De todos modos, me seguía dando cosa comprar nada por eso de que al final lo barato sale caro, pero tras haber estado investigando opiniones sobre la marca os puedo asegurar que la relación calidad precio es tan buena como inesperada.
Hablan de esmaltes de uñas por un 1€ que duran más de una semana, bases de maquillaje por 2'49€ que dejan la piel aterciopelada (aunque aquí no creo que caiga porque con lo de las bases soy muy sibarita), coloretes naturales y duraderos por 3€, lápices khôl por 2€ cremosos y con color, eye-liners de tanta calidad y precisión comos los de Bourjois a un precio 6 veces menor, etcétera, etcétera.
Por otra parte, presentan también unos cuantos productos bastante curiosos y útiles:
  • Celo de doble cara, para sujetar escotes resbaladizos, medias, etc.
  • Corrector en un color triple, para una acción específica contra cada tipo de imperfección
  • Pincel blanco para la manicura francesa, perfecto para las que como yo, acostumbren a pintarse el dedo entero cada vez que se acercan a un esmalte de uñas.
  • Toallitas astringentes, para eliminar los malditos brillos, algo que tengo muchas ganas de adquirir porque estoy harta de aparecer en las fotos en las discotecas como si me hubiese echado un cubo de aceite por la cara.
  • Mini-discos impregnados de loción desmaquillante, perfectos para llevar en el bolso.
Y comprendo que más de una se muestre reticente a usar productos tan baratos por la posibilidad de que se les caiga la piel a tiras pero, aunque no puedo dar mi opinión personal porque aún no he tenido ocasión de comprar nada, me fío de las más de veinte buenas críticas a la marca que he podido leer en internet.
Alguna dice que las sombras no tienen suficiente pigmento, o que los brillos de labios no duran demasiado, pero seamos realistas, no puedes esperar que te encante todo en una marca ni que cada uno de sus productos se adapte a tus necesidades. Claro que si te ves obligada a tirar algo, duele bastante menos si te has gastado 3€ que si te has gastado 30€. Yo misma guardo en los estantes del baño productos que me han ido fatal pero que no tiro por pena y misericordia a mi bolsillo.
De modo que, si os animáis a probar esta marca que ya causa furor en media Europa, aquí os dejo un par de links que pueden interesaros:

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