Aunque el floripondio del hombro no acaba de entusiasmarme, el vestido de Jennifer Carpenter me ha llamado la atención desde el principio por su combinación negro-nude y, sobre todo, por la curvilínea y extremadamente femenina figura que logra. Olé.
Mila Kunis nos brinda un ejemplo de cómo llevar un largo diferente sin perder un ápice de elegancia. El color le sienta de maravilla y los complementos, el peinado, y el maquillaje logran un acabado perfecto.
Quién diría que esta es la misma Drew Barrymore que hace unos año iba hecha un cromo a todos los eventos con unos estilismos grunge imposibles que hacían daño a la vista. Claro que a todos nos pueden cambiar los gustos de un extremo a otro. Ahora ella suele optar por vestidos en tonos pastel estilo "cuento de hadas" que, aunque como éste pueden rozar el extremo de lo cursi para muchos, la hacen brillar como nunca.
Por regla general los vestidos amarillos me dan urticaria, no por el mito de que dan mala suerte, si no porque me resulta un color demasiado chillón que no favorece demasiado. Pero el tono limón del vestido de Jennifer Love Hewitt se salta mis prejuicios. Sencillamente adorable.
Sandra Oh se coloca también en los puestos más altos, por saber llevar un vestido de pedrería de forma natural y elegante.
Si hay una idea clave que perseguir si quieres triunfar en un evento, es la sencillez. En vez de complicarse la vida con estilismos explosivos y artificiales, mejor hacer como Cat Deeley y optar por un vestido clásico que resalte la belleza natural. Es la mejor forma de brillar con luz propia.
Hay gente a la que no le va lo de ir de mesa camilla y opta por diseños que destaquen bien la barriguita del embarazo (mañana veremos un claro ejemplo), pero a mí me llega a resultar un tanto extraña la figura desproporcionada que se consigue, por lo que doy mi voto al look de Kourtney Kardashian: potencia un pecho que vive su mejor época y evita parecer un merengue con un color oscuro que además destaca el brillo de su melena.
Vale, sé que esta última aportacióna a la lista deja clara mi excesiva preferencia por los tonos nude, pero es que no puedo resistirme a la luz que consiguen. La opción de Rose Byrne al principio me pareció de un vuelo excesivo, pero me encanta como lo combina con la cartera en tono oscuro y el cabello miel totalmente liso (por cierto una forma espléndida de evitar un resultado demasiado edulcorado).
Y para finalizar un pequeño caso aparte: Olivia Wilde.
Al principio pensé que era la columna vertebral de la actriz, ¡pero no! Es la cremallera del vestido. A ver, vale que se trata de un escote un tanto rebuscado y que había que sujetarlo de alguna forma, pero no me creo que a los diseñadores de Marchesa no se les ocurriese otra forma un poco menos cantosa. ¡Al menos ponla en un lateral! En cualquier caso, admito que el diseño con aires vintage es precioso, que el maquillaje y el peinado lo aderezan de la mejor forma posible y ¡que le sienta de fábula! Así que paso por alto el detalle práctico de la cremallera y le doy el primer puesto.
Y si queréis ver a las peores vestidas y a las que se quedan a medio camino pasaos por aquí mañana a degustar el segundo post.
Siempre falla algo en esos vestidos tan recargados...
ResponderEliminarUn beso!
Lorentzo: digamos que el barroquismo hay que saber llevarlo.
ResponderEliminarburkbrukburk. ;)
ResponderEliminarnew on my blog check it out!
-A.