Jamás se me había ocurrido mezclar un estampado floral con prendas de aires góticos, me hubiese parecido demasiado diferente, demasiado opuesto. Quizás en ello está la clave de tan perfecto resultado final. Así que si sois de las que se niegan a llevar flores por rozar la vertiente pastelera, ahora que se sabe que es una tendencia que continuará en temporadas próximas, aquí tenéis una alternativa. Chaqueta de flores con pañuelo a la cadera a juego, blusa en tejidos brillantes, pitillos y botas con cordones. Sencillamente increíble.
¿Quizás mejor un total black? Si os decantáis por esta opción, no tenéis por qué parecer recién salidas del inframundo o de camino a un funeral; se puede optar por la opción surburbana, pero a la vez elegante, de nuestra querida Demeulemeester (acabaré aprendiendo a escribir bien el apellido a la primera, es todo cuestión de práctica). Un dato a tener en cuenta: cordón o cinta anudada a la cintura sobre un maxi-fular del mismo color. Después chaqueta de punto y americana. Intuyo que la idea debe quedar muy bien también en otro color, aunque siempre moviéndonos por la misma gama cromática: tantas capas con diferentes tonos puede acabar sobrepasando el límite de la ordinariez. Además, elegir colores oscuros nos ayuda a evitar el efecto "muñeco michelín" de las superposiciones.
Aquí tenemos la versión más otoñal de la colección: morado berenjena (es increíble cómo está arrasando esta temporada) con pantalones de estampado floral. Es también una estupenda idea para combinar las típicas medias estampadas, que más de una compra en un momento de delirio consumista y que, aunque le encantan, no tiene ni idea de cómo combinarlas sin parecer hortera o infantil. Con las socorridas botas de cordones, el cárdigan, el maxi-fular y, por qué no, el sombrero: mejor resultado final, imposible.
Ésta va dedicada a las que, como yo, sintieron amor a primera vista por los abrigos desestructurados de Zara, que a priori parecen alfombras que no sabes cómo colocar sobre tu cuerpo. Quizás usando las telas que caen del cuello a modo de fular y un pañuelo como cinturón justo por encima de la cadera... Definitivamente esta Ann Demeulemeester (casi lo consigo, por una letra) provoca unos delirios estílisticos curiosamente acertados.
De nuevo flores y negro, pero en diferente combinación. Tomo nota para saber cómo combinar un chaleco estampado (curiosa adquisición de mi última visita por las rebajas): maxi jersey negro, las consabidas botas de cordones (y yo que creía que jamás les sacaría partido), y creo que sustituiremos los pantalones estampados , que supongo que casi nadie tendrá en el armario, por unas medias negras o de colores.
Y en la colección masculina (que sé que a los hombres os tengo un pelín olvidados en el blog) seguimos la misma línea, pero quizás en un tono aún más bohemio y original. Doy por hecho que si nosotras no solemos contar con pantalones estampados en los cajones, los hombres menos todavía, pero creo que la esencia de la idea de la diseñadora está más bien en la superposición de chaquetas over-size y solapas descolocadas. El sombrero me gusta incluso más para los hombres, quizás porque su uso aún conserva su aire más dandy (en las mujeres creo que el borsalino se ha extendido demasiado esta última temporada).
Y por último, el hombre Demeulemeester (¡lo conseguí, ¡a la primera!) más gótico, despidiendo un inconfundible aroma a Gucci (con flecos y todo). Me encanta la idea de mezclar chaquetas dos tallas grandes con pantalones por los tobillos. Desaliñado pero a la vez elegante y, al menos a mi gusto, increíblemente sexy.
Resumiendo claves: sombreros, botas de cordones, colores oscuros, toques florale, exceso de cintura para arriba... Todo ello para conseguir un resultado final increíblemente urbano, mezclando resquicios de los años 70 y ecos de la época victoriana.