No podía evitar tener altas expectativas para el viaje a Hungría que hice con mi familia a principios de este mes. Aparte de la excitación de conocer un nuevo país y una nueva cultura, tenía muchas ganas de hacer un viaje al extranjero con mis padres y mi hermana después de varios años yendo cada uno por nuestra cuenta. Y me alegro de poder decir que la experiencia no me decepcionó en absoluto: Hungría es un país precioso, lleno de monumentos imponentes, pueblos perdidos llenos de encanto y con una capital que es el colmo de la fastuosidad.
Camisa/shirt: H&;M; pantalones/trousers: vintage; cinturón/belt: vintage from The The; bolso/bag: vintage from Mag Pie; gafas de sol/sunglasses: El Corte Inglés. |
Aunque merecen mucho la pena otras localidades como Éger, con su castillo medieval, el inmenso lago Balaton, Tokaj con sus famosos vinos o Miskolc-Tapolca y su balneario escondido en medio del bosque; fue Budapest la que sé que quedará más grabada en mi memoria.
Sombrero/hat: DIY; americana/blazer: Sfera (old); camisa/shirt: vintage; pantalones/trousers:
Moschino Cheap and Chic vintage; zapatos/shoes: Hakei.
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Top: HandM; bolso/bag: vintage from Mag Pie; pantalones/trousers: vintage. |
Sí es cierto que se respira ese aire decadente y melancólico de los países del Este, con palacios en ruinas y jardines de estatuas cubiertas de hiedra, pero la concentración de monumentos es abrumadora. Todo el centro de Budapest (y cuando digo centro abarco una buena parte de la ciudad, mucho más grande que Madrid) está plagado de edificios palaciegos que se venden cuales casas normales y corrientes. El Parlamento, el Museo de Bellas Artes, la Plaza de los Héroes, la Ópera, el Bastión de los Pescadores, la Basílica de San Esteban, la Gran Sinagoga son solo algunos de ellos.
Vestido/dress: vintage; bolso/bag: vintage from Mag Pie;
sombrero/hat: El Corte Inglés.
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Y el verlos iluminados de noche, mientras recorres el Danubio en barco, fue uno de las experiencias más bellas de toda mi vida.